domingo, 27 de octubre de 2013

Siempre niños

He pensado pedir una cita. Quiero una cita con la niña que habita que en mi, el niño que duerme en ti. Iré despeinada y con la camiseta manchada de helado de chocolate, tú en bañador y con la fastidiosa pelota. ¡Vamos, niña! - me gritarás impaciente desde la playa con ojos alegres. Yo te tiraré del pelo y te retaré a una carrera: ¡Hasta el detector de barcos! Tocar y volver, siempre hay que tocar. La mente en blanco de niños, pero con dibujos; las risas, disparadas desde las entrañas al aire que respiras. Haremos volteretas. No sabemos si esto rueda, pero con nuestro propio eje funcionará. Después de caer la tarde construiremos un castillo de arena con canal subterráneo para que lleguen los mensajes en botella y pista de aterrizaje para extraterrestres buenos y brujas, brujas. Es hora de cenar y acordamos, sin mareas ni lunes, terminarlo mañana. Regresaremos a casa mojados mientras el mar se traga el sol, tú tiras piedras y yo invento canciones. No harán falta las palabras.
- ¡Adiós, narizona!
- ¡Adiós, cabezón!

martes, 22 de octubre de 2013

Lo que somos

Desde que ella se fue el carnicero había retomado sus costumbres. Acudía a la matanza de cerdos cada mañana. Vísceras. Chillidos. Muerte fresca. Sangre. Justo antes de entrar a la oficina donde las víctimas se reparten al peso, entre el café y las tostadas, se permitía el lujo de recordarla entre sus sábanas. Es verdad que la cama estaba viva entonces, pero era un auténtico placer haber puesto fin al circo de la complacencia y volver, sin más, a ser uno mismo.