viernes, 8 de abril de 2011

Y quién tiene la verdad

Hace unos días leí a una mujer, tiene un blog que me roba el corazón y habla de la locura, la locura de ser quien eres, la locura a la que llaman enfermedad. Siempre me he preguntado quién decide quién está loco y quién no, a quién le dieron ese trabajo... Incluso a veces tengo la certeza de que a los que llaman locos, a los que privan de la libertad fueron siempre los más listos, los que quizá cambiarían este mundo o los que no han soportado ver su miseria e inventaron otra realidad que el resto llama locura, porque se cansaron de imposiciones, de falsedad, de la realidad que otros provocan, que otros inventan y a los que, curiosamente, nadie llama locos.
A mi me gusta la gente que grita y llora en un minuto; la gente que dice cosas lógicas e ilógicas en una sola frase. Me gustan los cuentos, me gusta giñar un ojo y mover las cosas, reír por nada, llorar por todo, inventar historias, viajar en una pintura  o imaginar un precipicio al final del mar.

A los cuerdos:
Cuéntame un cuento cuéntame un cuento… si es que no es normal para su edad, el chico del arpa con ojos de nube no está bien. Hace tiempo que sueña despierto, que se alimenta de aire y luz, que engorda de insomnio y ansiedad. Pero por las tardes cuando se pone el sol va a tocar el arpa. Ahí sentado es cuando vuela, sus manos se mueven de forma majestuosa, con una delicadeza jamás vista. En ese momento nadie ve sus ojos de nube, su mirada clavada en la nada, sus pies llenos de yagas porque el lado del túnel por el que le tocó pasar resbala demasiado. Cuando suena la música su alma es libre ante el resto, y sin embargo al cesar deja de serlo. Por qué, me preguntas con la cara de niño que aun conservas, por qué, qué es estar loco… Miro hacia otro lado, no encuentro respuestas, no supe nunca tocar las cuerdas, pero mientras esperas tarareo esa canción... y ahora, por favor, cuéntame un cuento.