domingo, 23 de noviembre de 2014

La fábrica de sueños

Está apagada, vieja y sucia. No sé quién bajó y lo puso todo gris y lleno de polvo. Imagino que tantas responsabilidades, tanto trabajo, tanto mantener esta rutina que sale tan cara han hecho que estés aquí entre toda esta cosa abandonada. Ya sabía yo que esto de ser ‘un adaptado’ acabaría jodiéndolo todo. Hace tanto que no paso por aquí, he estado realmente ocupada lamentándome por mi suerte, cansada buscando excusas y, qué quieres que te diga, no eres la única que se apagó. Pero encontré algo entre mis cosas, un papel arrugado en el bolsillo de aquella maleta...

INSTRUCCIONES *para no olvidar
La máquina de sueños funciona sólo en el presente, es condición indispensable frenar para conectar el mecanismo. Te sientas en silencio con el miedo, te habla, lo escuchas, no te peleas con él. Te mira, lo miras, juntos estáis en esto. Entonces, respira, es tu turno, y vas a hacerlo muy bien.

La habitación cerrada y oscura es consecuencia directa de que solo duermes, no te permites soñar, está llena de malditos impedimentos que lo llenan todo de bichos y polvo. Pero, repito, estoy cansada de esto ya. Silencio. Voy a dejar entrar un sueño.

Un haz de luz golpea la ventana y se clava justo en la mesa, entre la montaña de libros, mis gafas de sol y ese ordenador encendido. Saltan a mi memoria imágenes que me hacen sonreír, como cuando yemas de otros dedos acarician la planta de mis pies. Reconozco esa ilusión que parpadea, que me hace creer que es posible y entonces me lo permito, me doy el lujo de volver a soñar... Esta vez tienen forma de globos, son de colores, en uno de ellos está vivir de lo que amo, ese viaje loco de color azul, ahí van la galería de arte y aquél curso en Nueva York, una familia en el campo.

Las ventanas dejaron entrar mis sueños de colores, todos ahí pegados al techo, esperándome mientras dormía. Se hace necesario poner un poco de orden, no puedo alcanzarlos todos de una vez. Cierra los ojos, elige tu color.


Agárrate con fuerza que soplan fuertes vientos, porque esta vieja máquina oxidada ha comenzado a funcionar.


Te recuerdo que viene una parte complicada en la que deberás romper, hacer ruido y saltar barreras, esquivar ‘machaca-sueños’ en las fronteras. Viento, viento, borrasca, si sientes la tormenta es que tus pies ya no tocan el suelo.


Buena suerte, vuelve pronto y, por si acaso olvidas el camino de regreso, guarda bien este papel. Nunca es tarde para volver a empezar y hay un lugar donde tus sueños te seguirán esperando siempre
.

Y aquí estoy de nuevo, dejándome volar.


                                                                        *Para Rocío, que pronto volará en globo.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Tiempo de descuento

Los bultos vuelven y, para ser honesta, estamos cansadas, pero también casadas. Casadas con la vida. Desde hace tiempo las personas me preguntan si la India me ha cambiado. A mi la India no me cambia, a mi me cambia la vida. Ésa que te deja con cara de estúpida una y mil veces, sin palabras, sin collar, sin perro. La que a cambio te regala el tiempo de descuento sin que nadie se lo pida. Y te despiertas y, hoy, hoy no duele, y salimos a jugar porque no hay gris que pueda con ella. Así que hacemos frente en el campo de batalla al tiempo, aun sabiendo que en la lucha es implacable. Pero al final, porque siempre hay un final, cuando me despierte y quizás ya esté solo dentro de mi y en un puñado de recuerdos -solo quizás- sea capaz de reírme y recordar que el tiempo de descuento nos lo comimos a besos y quién sabe quién gano a qué y, sobre todo, quién cambió a quién.
 

lunes, 22 de septiembre de 2014

Instantánea

Me imagino a mi madre hablando sin parar sentada junto a la mesa del teléfono, la luz encendida, y ella quitándole importancia y repitiendo que no es nada grave, que no hay por qué alarmarse. Me asombra su capacidad de llorar por cosas a mis ojos insignificantes, como por las bromas de sus pequeños cuervos, y, sin embargo, ante lo que realmente da pavor, siempre la veo mantener la calma. Pienso que es una reacción para protegerse, o tal vez realmente reserva el pánico para ocasiones que lo merecen. A veces imagino que bajo esa templanza, esos monos que bailan y tocan el platillo en la cabeza de algunos, están en la suya abrazados muertos de miedo, temblando en una esquina. No sé, yo estas cosas me las invento.

Sigue sentada al teléfono, contando uno a uno a toda la manada que no va a pasar nada. Nada hay que temer. Todo está bien. La pienso -la que se rinda, no voy a ser yo-. La abuela está en el sofá sentada, resfriada, lleva semanas así, y se lamenta a media voz. Si se tiene que poner, ella elige ponerse en lo peor, por si acaso. A su edad ya ha pasado mucho y prefiere abrazar a la desgracia. Quizá le resulte más fácil quedarse con ella que viajar hacia un mundo de optimismo desconocido.

Al otro lado del teléfono está mi hermana, la mayor, o la que tiene el estilo y el poder de la tragedia y del buen humor, así, a saltos. Está deseando colgar para llorar el miedo. El que tiene papá mientras hace la tortilla, le salen de maravilla. Él sale al pasillo en un pijama de risas con un "ya mismo me muero, ¿me vais a echar de menos?" Toda una vida para hacerle un disfraz al miedo.

Mi hermano tal vez callará en su turno al otro lado del teléfono y pensará que son buenas noticias. Si lo cree de veras o no continúa siendo un enigma, aunque apuesto a que lo cree de veras, y pasa página. Tengo dudas si guarda el libro bajo la almohada.

Y mi hermana, la pequeña, fiel a su pragmatismo preguntará a sus amigas las doctoras y llamará a casa cada día, todos los días, varias veces al día.

Y yo, a miles de kilómetros, agarro mi bolígrafo para escribir la instantánea de la gente más guapa que he visto en mi vida, y me emociono al ver a mi madre al teléfono, a mi abuela quejarse, a mi padre con la tortilla llenita de suspiros y a mis hermanos, los que lloran y los que no.

Y lo confieso, tengo miedo, y una foto preciosa.

...........................................................................................................................................
*Texto escrito en un cuarto de calle Bengalitola, Varanasi, India, con monos en los tejados y ratones por el suelo. Lejos pero cerca. Cada vez son más las noticias para sacar el miedo a pasear o, simplemente, salir a vivir la vida, que no es poco y hoy es tuya.
Eso lo eliges tú.





lunes, 17 de marzo de 2014

Holi

La India me roba el corazón a la par que me lo destroza. Así es ella, sucia, hermosa, contradictoria. Caprichosa como la que más a la hora de repartir crueles y bondadosos destinos. Fanática y ruidosa, sonriente y misteriosa. Me marea con injusticias y muerte, y me calma con risas y vida a ritmos de chais a pie del Ganges, que recoge en sus aguas tanta vida como muerte. Así es ella, que en uno de los días más importantes del año para festejar saca a las calles a todos los hombres a beber, hacer hogueras y disparar colores; e invita a las mujeres a guardar el calor de sus casas. Escupe verdades sobre cómo se puede vivir sin nada y ser feliz cada día, abraza el presente sin rozarte la piel; y mientras, te susurra al oído: tú no. Tú no puedes, mujer, que la represión y la religión esta noche nos la rasgamos y al día siguiente sale el sol y ya no nos la quitamos durante todo el año. Que los trajes cosidos a históricos principios pesan y no ven sanos finales. Que un día es un día para ti también, mujer. Y no te queda más remedio que sonreír ante lo imposible, que estamos de paso, y decir que sí, que happy holi, que ya conoces el dicho, y si no puedes contra ellos, pues vámonos todos al río, o algo así, pero ojalá pudiéramos ir todos. Sin miedo. Pero no. Y a salvo, respetando el toque de queda mientras la ciudad arde, pienso en ellas, en todas las mujeres que duermen. Y en ellos, en todos ellos, que hoy sí pueden, en el todo vale que tanto deseo encierra (como a ellas). Da miedo abrir cuando durante tanto tiempo has cerrado. Y entre la impotencia y el enfado que la falta de respeto y libertad en mí despiertan, siento cierta ternura por su entusiasmo, el de ellos, que hoy les enciende la mirada que infinitas horas de trabajo y miseria tantas veces apaga, y se me apaga también el juicio, y la luz, y me voy a dormir la luna llena pensando que es tarde, y que ya irá quedando menos, aunque no sé muy bien para qué.

Happy holi, o lo que sea.

domingo, 9 de marzo de 2014

Laltusi y las guitarras

MUJERES. Mujeres que pisan con fuerza, que mantienen la calma cuando todo se tambalea, capaces de temblar de miedo y que no se les caiga el mundo que logran salvar entre sus manos. Valientes por sentarse y llorar, por reír y despertar, por intentarlo cada día, porque sin duda algún día de estos cambiarán los vientos.

Cada sol es un reto y hay retos tan complicados que duelen hasta las pestañas de quién desde fuera los mira y, sin embargo, ella te devuelve una mirada curiosa, de esas que lanzan mensajes difíciles de descifrar, y se ríe. Yo la miro e imagino un baile en su interior que conoce cada movimiento, cada paso que tiene que dar y hasta puedo oír cómo las guitarras se encienden en cada huella del camino hacia el mismo día de cada día, el reto eterno. Y mientras suena la música reaparece esa sonrisa traviesa que se le escapa entre el hueco de los dientes a pesar de la seriedad de sus palabras. Ahora, ambas nos reímos. Bienvenidos al baile.

La mujer da la vida y la mantiene.

jueves, 20 de febrero de 2014